Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) determi- narán la agenda internacional de desarrollo y transfor- marán el rumbo del siglo XXI a través de la acción para acabar con la pobreza, la desigualdad y la violencia, particularmente en contra de las mujeres. Lograr la paridad de género y el liderazgo de las mujeres son condiciones previas indiscutibles para abordar estos retos globales. El objetivo número 5, de forma independiente, sobre igualdad de género y empoderamiento de las mujeres, fue concebido para centrar la atención sobre la paridad de género y acelerar los esfuerzos para lograrla junto con otros ODS para 2030.
Las mujeres tienen derecho a la igualdad en todas las áreas. El principio de igualdad debe integrarse en los procesos institucionales y sistemas legales, y ambos estar ratificados en las prácticas legales y jurídicas. La justicia y la política juegan un importante papel tanto a la hora de abordar la desigualdad de género como de prevenir la discriminación por este motivo y la violencia sexual y de género en caso de desastre. Es preciso realizar todo tipo de esfuerzos para terminar con las causas de la discriminación de género en cualquier lugar donde aparezca y para permitir la igualdad de oportunidades a todas las mujeres y niñas, especialmente en términos de acceso a la información, oportunidades de trabajo, mecanismos de financiación e influencia en la toma de decisiones.
Con demasiada frecuencia las mujeres se ven apartadas del desarrollo de estrategias y de los procesos de toma de decisiones para la reducción de riesgos de desastre. Y cuando están presentes, pocas veces sus voces son escuchadas. El hecho de que las mujeres suelan estar insuficientemente representadas en política es una señal clara de su ausencia en el desarrollo de las prioridades nacionales, incluidas aquellas que están relacionadas con la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático. Solo el 22,8% de todos los parlamentarios nacionales eran mujeres en junio de 2016, un ligero aumento desde el 11,3% de 19954. Los ODS ofrecen la oportunidad de impulsar la ayuda necesaria para lograr finalmente la participación total, igualitaria y significativa de las mujeres en temas públicos y políticos.
Progreso a nivel nacional
El Marco de Sendái para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 respalda un enfoque inclusivo en la reducción de los riesgos de desastre. Reconoce el papel indispensable de las mujeres en los esfuerzos para reducir los riesgos. El Marco destaca sus distintas capacidades específicas de género para prevenir, preparar, afrontar y recuperarse de los desastres y de sus vulne- rabilidades. Fomentar y movilizar el liderazgo de las mujeres y la igualdad de género en la construcción de resiliencia es crucial para la sostenibilidad y el logro de las prioridades de reducción de riesgos y los objetivos de desarrollo sostenible a todos los niveles. La igualdad de género en el contexto de la reducción de riesgos de desastre no solo es una cuestión de derechos sino también de eficacia.
La defensa constante durante los últimos años ha dado lugar a un significativo progreso en la identificación de la necesidad de igualdad y paridad de género, y en el empoderamiento y el reconocimiento del papel y liderazgo de las mujeres y las niñas en la reducción de riesgos de desastre. Algunos buenos ejemplos incluyen el caso de Viet Nam, en el que la contribución de las mujeres ha sido reconocida mediante un decreto gubernamental que proporciona a la Unión de Mujeres un espacio oficial en los órganos de toma de decisiones. En la temporada de tormentas de 2013 se salvaron vidas al implicar a las mujeres en la planificación de desastres y en la identificación de las áreas de peligro a través de la cartografía del riesgo de crecidas a nivel local. Las madres también recibieron clases de natación lo que les permitió enseñar a sus hijos y a miembros de la comunidad cómo nadar durante las crecidas.
En Nepal en 2016, más de 100 mujeres de 14 distritos afectados por el terremoto emitieron conjuntamente la Declaración de Katmandú de 15 puntos en la que pedían que la reconstrucción adoptase un enfoque con perspectiva de género. Declaración que incluía programas que ofreciesen oportunidades de empoderamiento económico para las mujeres afectadas por el terremoto, un paquete especial de medidas para las mujeres con discapacidades y para las provenientes de comunidades marginadas, y una representación del 50% de mujeres en la Autoridad Nacional.
En Filipinas, la Ley nacional de reducción y gestión de riesgos de desastre de 2010 hizo hincapié en un enfoque para el conjunto de la sociedad de todos los aspectos de la reducción de riesgos de desastre, incluida la toma de decisiones, describiendo medidas frente al cambio climático que eran sensibles al género y a la sabiduría indígena.
Acción a nivel internacional
A nivel global, las discusiones del Grupo de Trabajo Intergubernamental de Composición Abierta sobre Indicadores yTerminología relacionados con la reducción de los riesgos de desastre (noviembre de 2016) dieron lugar a unas recomendaciones concretas a los Estados Miembros para aumentar la recogida de datos sobre pérdidas por desastres desglosadas por renta, sexo, edad y discapacidad, recomendando también que los países comenzasen a informar sobre dichos datos, lo que es un avance importante.
La Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres5 de 2017 proporcionó una orientación política y para la puesta en marcha que facilitase la integración de género como parte de las políticas y de los planes nacionales y locales de reducción de riesgos de desastre para 2020 (objetivo del Marco de Sendái). Reclamó esfuerzos sostenidos y redoblados en el empoderamiento y el liderazgo de las mujeres en la reducción de riesgos de desastre, para ser apoyados, revisados y supervisados en la actualidad. Las directrices que ahora están en desarrollo integrarán sólidas recomendaciones a los Estados Miembros para que estos vigilen el progreso de los logros en la cuestión de género, teniendo además que promocionar informes basados en la segregación de los datos por sexo.
En los últimos años se han llevado a cabo esfuerzos significativos para aumentar la paridad de género en las conferencias internacionales. Las cifras muestran un aumento general en la participación de las mujeres en debates importantes desde el 31,7% de laTercera Confe- rencia Mundial sobre Reducción de Riesgos de Desastre (marzo de 2015, Japón) al 37,2% de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres de 2017 (mayo de 2017, México). Así mismo también se logró una mejora importante en promover a las mujeres como oradoras, con índices que pasan del 31,2% en 2015 al 40,7% en 2017.
La paridad y la incorporación de la perspectiva de género también se reconocen como elemento crítico en ámbitos técnicos tales como los sistemas de alerta temprana y la gestión del riesgo climático. Se han desarrollado, por ejemplo, algunas guías operativas con programación de alertas tempranas que tienen en cuenta el género. El objetivo es asegurar que la iniciativa de Riesgo Climático y Sistemas de Alerta Temprana6, a través de sus inversiones, contribuya a que la capacidad de las instituciones nacionales y locales pertinentes proporcione sistemas de alerta temprana e información de riesgo climático con perspectiva de género.
De los compromisos normativos a la acción concreta
Sin embargo se requiere aún un esfuerzo mayor. Son necesarios recursos más previsibles para que se produzca el empoderamiento y el liderazgo de las mujeres, y para que la paridad de género se acelere de cara a que sea alcanzada en 2030. En particular, los compromisos y acciones gubernamentales deben ampliarse sin demora para proporcionar un desarrollo de capacidades adecuado, oportunidades para mejorar las habilidades y acceso equitativo a la educación básica para fortalecer y desarrollar todas las habilidades de las mujeres y las niñas. Esto es fundamental para permitirles asumir un papel activo y de liderazgo en el diseño, la planificación, la programación y la dotación de recursos en las estrategias de reducción de riesgos de desastre sensibles al género, en la gobernanza de la reducción de riesgos de desastre y en los procesos de toma de decisiones a nivel nacional y local.
También se debe brindar apoyo a los gobiernos para que de forma sistemática recopilen datos desglosados por sexo, edad y discapacidad, e informen de los progresos. Esto permitirá hacer un seguimiento de las necesidades de las mujeres y de los logros en la reducción de riesgos de desastre, lo que es primordial para construir estrategias y sistemas de gestión de riesgos de desastre inclusivos y más amplios. Sin ese seguimiento, los retos y las necesidades de las mujeres permanecerán ignorados y, por lo tanto, sin solucionar, y su contribución para hacer sus comunidades más seguras y resilientes frente a los desastres permanecerá estancada.
Hay una importante necesidad de fortalecer los marcos operativos y llevarlos desde los compromisos normativos a la acción concreta con resultados duraderos para las mujeres, los hombres, las niñas y los niños. Las asociaciones innovadoras y los modelos transformadores que pongan la igualdad de género y el liderazgo de las mujeres en el centro de atención son esenciales para guiar y ayudar a los Estados Miembros, a las mujeres activistas y a otras partes interesadas relevantes en la construcción de una resiliencia duradera frente a los desastres.
Con este espíritu, la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), ONU-Mujeres y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja han lanzado conjuntamente el “Programa mundial hacia la implementación con perspectiva de género del Marco de Sendái para la Reducción del Riesgo de Desastres: cómo abordar las desigualdades de género en el riesgo”. Este programa proporcionará un mecanismo eficaz para ayudar a los países a poner en funcionamiento sus compromisos con el problema del género y a acelerar los esfuerzos dirigidos a ejecutar, con perspectiva de género, el Marco de Sendái y los ODS para 2030. Asimismo abordará las principales brechas y barreras de género, avanzará en la paridad entre géneros y en el empoderamiento de las mujeres, y garantizará un espacio para el liderazgo de las mismas en la reducción de riesgos de desastre y en la creación de resiliencia.