Prólogo de Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial

A principios de 2020, esperaba el 70 aniversario de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) como un nuevo comienzo. La comunidad de la OMM tenía varios logros notables que celebrar: un nuevo enfoque del sistema Tierra, una nueva estructura de gobernanza que ampliaría la participación de todos los Miembros en el trabajo básico de la Organización y racionalizaría los procesos, y una nueva estructura de gestión en la Secretaría. El año que empezaba parecía prometedor, ya que nos disponíamos a cumplir la Visión de la OMM para 2030: “un mundo en el que todas las naciones, especialmente las más vulnerables, sean más resilientes a las consecuencias socioeconómicas de los fenómenos extremos relacionados con el tiempo, el clima, el agua y otros fenómenos medioambientales, afianzando su desarrollo sostenible a través de los mejores servicios posibles, ya sea en tierra, mar o aire”.

Sin embargo, ya en enero, llegaron noticias de un virus. Luego, en febrero, la situación empezó a agravarse cuando un país tras otro fue registrando brotes de COVID-19. Los informes diarios sobre el creciente número de víctimas hicieron que la preocupación también aumentase. Todos nos volvimos más cautelosos, pero nadie esperaba las restricciones a gran escala que se impondrían a partir de marzo para poner freno a los brotes de COVID-19. Profundamente preocupada por la salud tanto del personal de la Secretaría como de su comunidad en todo el mundo, la OMM aplicó de inmediato las recomendaciones del Gobierno de Suiza. A pesar de la crisis de la COVID-19, se pidió a la comunidad de la OMM que continuase proporcionando alertas tempranas de riesgos relacionados con el tiempo, el clima y el agua, y que se coordinase con los servicios de emergencia para mitigar los riesgos de desastre.

Para la mayor parte del personal de la Secretaría fue relativamente fácil pasar a trabajar desde casa, por lo que solo quedó en nuestra sede en Ginebra un equipo reducido para prestar servicios esenciales. Sin embargo, los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales tuvieron que hacer muchos ajustes para mantener los servicios operativos durante el confinamiento. A algunos les fue mejor que a otros, pero con el apoyo de sus colegas de otros servicios, todos continuaron desempeñando, a pesar de la pandemia, sus funciones esenciales las 24 horas del día.

Las consecuencias del confinamiento se sintieron con mayor intensidad en el Sistema Mundial Integrado de Sistemas de Observación de la OMM (WIGOS), la columna vertebral de todos los servicios y productos meteorológicos y climáticos que los Miembros de la Organización proporcionan a sus ciudadanos. Las observaciones realizadas desde aeronaves, que suponen una importante contribución al monitoreo de la atmósfera en altitud, se redujeron entre un 75 y un 80 %. Las observaciones meteorológicas en superficie disminuyeron, especialmente en África y en algunas zonas de América Central y del Sur, donde muchas de las estaciones son manuales.

El análisis de los datos disponibles indica que, a pesar de las medidas de confinamiento, el CO₂ continuará acumulándose en la atmósfera en 2020 y las concentraciones de gases de efecto invernadero seguirán aumentando; solo se producirá una ligera ralentización de dicho aumento. Por consiguiente, la OMM deberá hacer frente a una creciente demanda de mejores servicios.

El 70 aniversario de la Organización ha sido un año de crisis. En este número del Boletín de la OMM se destacan algunos de los desafíos de este período y las soluciones que se están implementando para darles respuesta, lo que demuestra que en tiempos de crisis los lazos que unen a la comunidad de la OMM se fortalecen, que en este 70 aniversario juntos somos más fuertes de lo que cualquiera de nosotros podría serlo por separado. Juntos esperamos cumplir otros 70 años para seguir avanzando en la ciencia y la investigación, las observaciones y el intercambio de datos, y el suministro de productos y servicios meteorológicos, climáticos e hidrológicos en aras del bien común.